AQUÍ ESTOY, NO ESTÁS SOLA

   

Veo que estás pasando por un momento crítico, que tu alma está desgarrada y que lloraste al escribir estas lineas.
Recibe el abrazo reconfortante de mi alma a la tuya. No estás sola aunque así lo parezca.
Lo importante no es si los demás son falsos al fingir sentimientos. Es problema de la poca madurez emocional de los que así actúan, con hipocresía, fingimientos, adulaciones y alabanzas para obtener nuestros favores, o nuestro amor. Importa es como somos y actuamos cada uno de nosotros. Si no finges sentimientos, no mientes, no adulas, no buscas congraciarte con los demás para obtener beneficios, entonces todo estará bien porque habrás seguido los dictados de tu alma.
Desgraciadamente todos en algún momento debemos vivir estas experiencias para dilucidar cual es el camino personal a seguir. Está en nosotros tomar las decisiones correctas y aprender de nuestros errores. En mi caso, ya no acepto fingimientos ni mentiras en mi vida, hablo alto y claro sin hipocresías y sin adular. En este momento individual la autenticidad debe ser la única elección y la honestidad el estandarte de vida.
No tienes que fingir dicha cuando el alma se desgarra. Tenemos derecho y la obligación de manifestarnos tal y como somos.
El sol sale para todos. A veces creemos que no existe la esperanza, pero si la hay, aunque cuando hemos tocado fondo no la vislumbremos. Lo digo por experiencia, lo he vivido.
La vida no es falsa, son nuestras expectativas que al ser defraudadas cuando las depositamos en los demás, nos hacen creer que es así como lo has expresado. Estas experiencias nos ayudan a madurar, a perder la inocencia, a desgarrarnos y a recomponernos. Una cree morir, toca fondo, y no entiende por qué razón, pero afortunadamente, nada es para siempre.

Esta fase que estás atravesando y el dolor de tu alma desgarrada también pasará como pasa todo en la vida. Algo que ayuda es meditar, volver a nuestro interior. Saldrás fortalecida Los días negros no son eternos. Busca la paz que existe en tu interior. Búscate y vuelve a ti. A veces lo que más duele es el habernos perdido a nosotros mismos; también el sentirnos decepcionados por esa persona tan importante en nuestra vida y en la que depositamos todas nuestras esperanzas, sueños e ilusiones.

Refúgiate en los seres que en verdad te aman y no te defraudaran jamas: Tu familia, tu mamá, tu papá, tus hermanos y los verdaderos amigos, esos que se cuentan en los dedos de la mano. Aférrate a ellos hasta que la tormenta de tu alma haya pasado.
Espero que esta fase que hoy vives, termine pronto y vuelvas a creer en el amor, en la gente, en los días que siempre nos ofrecen alternativas y experiencias ilimitadas. Que valores y aprecies los dones y regalos que tú posees y que otros con deficiencias físicas, mentales y emocionales darían todo por poseer aunque sea unos minutos.
A veces creemos que nuestra vida es la más cruel y difícil, que no podremos soportar, pero no es así. Debes recordar que Dios nos permitió encarnar para que experimentáramos muchas situaciones y aprendiéramos de ellas, pero lo único que ÉL desea es que aprendamos a ser y seamos felices.
Entiendo tu alma y lo que estás viviendo y me solidarizo contigo.

Somos seres vibrando en la misma energía y sintonía. Solo estás, como tantas otras personas, sorteando la  turbulenta marea, para salir airosa y recibir tu graduación personal.

No debes culparte por confiar en las personas, al contrario, debes siempre confiar. Si ellas no están a la altura de las circunstancias es su problema individual. Una debe ser auténtica, sincera, leal, transparente y de una sola pieza. Solo somos responsables por nuestras acciones; los demás, hacen uso de su libre albedrío y como tal, toman sus decisiones, equivocadas o no, y asumen las consecuencias de ellas.

Tienes el derecho a darle rienda suelta a tu dolor, a tu tristeza, a tu decepción, y a recomponerte nuevamente. Nuestra primera obligación es con nosotros. Debemos cuidarnos y protegernos, porque somos lo más valioso e importante de nuestro mundo individual y quien siempre nos acompañará. Lamentablemente, a veces lo olvidamos y depositamos los afectos fuera, cuando debemos procurárnoslos  en primer lugar, dándonos el amor, cariño, respeto y todo lo que nuestro ser requiera para sanar nuestra alma herida. 

Nunca es tarde para rectificar y volver a nuestro camino, ese que nos conduce al conocimiento y aceptación de nuestro Ser, comprendiendo que no somos lo que otros dicen, ni nuestros logros, ni lo bien que escribimos, ni las joyas que usamos, ni la ropa que vestimos, ni las gracias que nos adornan, ni los amigos que nos rodean. Somos más, somos Seres en nuestra esencia, donde debemos buscarnos, encontrarnos y rescatarnos.
Todos hemos confrontado estas tempestades como lecciones comunes que nos permiten avanzar hacía un lugar común. Cada persona avanza a su propio ritmo según sus propias vivencias y como se enfrenta a ellas.

Algo que me ayudó fue meditar y volver dentro de mí, hablar con mi Dios interior, y aceptar esa pequeña muerte que se vive, entregándole todo el dolor, y lo que nos aqueja, dejando que nuestro Dios, que vive en nosotros y del que todos formamos parte, se haga cargo, nos cuide y nos lleve en sus brazos. 
Luego, dedicarme 100% a mí, a hacer las cosas que me hacen inmensamente feliz, sin pensar en satisfacer las necesidades y caprichos de otros, porque si no estamos bien a nivel interno, simplemente no podemos dar lo que no poseemos. Es preciso recomponernos. Meditar y meditar. Meditar es una de las mejores terapias, como lo es escribir y ventilar lo que nos carcome por dentro. Luego ver las cosas desde afuera, tratando de separarnos de ellas, reconociendo  nuestras partes oscuras, sin rechazarlas, sino integrándolas y abrazándolas, como parte indisoluble, porque somos luz y oscuridad, somos las dos caras de una misma moneda, y cuando nos sentimos defraudados, es muy humano que nuestro orgullo herido se manifieste y queramos restablecer la justicia. 

Por favor no dejes que esta experiencia te impida volver a creer y confiar en lo mejor que todos los seres humanos poseemos porque somos buenos por naturaleza, solo que a veces nos equivocamos y dañamos a otros sin percatarnos de ello.
Deseo de corazón que estés mejor.
Un gran, gran, gran y reconfortante abrazo, de mi alma a la tuya, de mi corazón al tuyo.

Afectuosamente,

Lucía.

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