Pensativo te
encontré en nuestro sillón. Me incliné hacía ti y mirándote te ofrecí mi mano; la tomaste con suavidad entre las
tuyas y la besaste con ternura; tus labios se distendieron en una leve sonrisa.
En tus ojos vislumbré un dejo de tristeza. Nos quedamos así, mirándonos como si el tiempo no existiese, compartiendo nuestros más íntimos secretos.
En tus ojos vislumbré un dejo de tristeza. Nos quedamos así, mirándonos como si el tiempo no existiese, compartiendo nuestros más íntimos secretos.
—Te amo —dije.
—Lo sé,
también te amo —respondiste, pero guardaste silencio.
En tu alma, una pena profunda se había instalado.
Te abrace fuerte,
quería borrar tu dolor con mi amor.
- (c) - Lucía Uozumi
No hay comentarios:
Publicar un comentario