Este relato fue escrito para participar en el Concurso:
"Arma una historia con una imagen"
Es a la vez un homenaje a todos los que luchan con ahínco, y
aquellos han sucumbido ante ella.
Hace cuatro días le hicieron la primera cirugía, un raspado para que no sangrara.
Salió contando
chistes, riéndose , hablando hasta por los codos. ¡Mejor dicho! ¡¡Eh, Ave María!!* En la tarde, le dio ganas de orinar y se taponó.
Llegó
el internista, el urólogo y las enfermeras, y al verlo tan mal, decidieron que a primera hora, lo intervendrían de
nuevo.
Casi de madrugada lo entraron a la sala de operaciones, pero minutos después, nos
llamó el galeno, y nos dijo que tenía los valores de la hemoglobina y las plaquetas
demasiado bajos y no resistiría. ¡Han donado mucha sangre y le han puesto como
doce bolsas!
Viendo que ya los niveles sanguíneos habían aumentado un poco,
decidieron operarlo lo más pronto posible.
Esta
mañana el facultativo nos dijo:
—El resultado no se puede predecir porque es como estar
la dimensión desconocida. ¡Es de alto riesgo y deben estar preparados!
Horas más tarde, salió el urólogo; nosotros dijimos muy contentos: ¡¡Que
tan rápido salió!!
El especialista
nos llamó, y con tono adusto dijo:
—La operación fue muy compleja. ¡¡Al paciente le fue muy mal, se hizo lo que estuvo en
nuestras manos!!
Sentí
que moría, todo me dio vueltas, y me agarré del brazo de Juan, para no caerme.
Dora,
con lagrimas en los ojos y con la voz ahogada preguntó:
―¿Él
murió?
—No
ha muerto, pero saben que tiene un cáncer muy avanzado. No pudimos terminar la
intervención porque la próstata está tan invadida y tan dura como una
piedra ―dijo el doctor.
Jorge
despertó muy sonriente, con mucho frío, y dijo:
—¡¡Qué
cirugía tan verraca!!* ¡¡Cómo le parece que no me podían privar sino de la
cintura para abajo!! El cirujano me dijo:
—Para
que sepa, lo suyo no es cualquier cosa. Usted está más allá de la muerte que de
la vida, pero tiene que dejarse ayudar, y tener fe. ¡¡Don Jorge no se duerma!! ¡¡no
se puede dormir!!
De
pronto, me encontré en un puente no muy ancho y de metal,
que desembocaba en un un túnel largo, que tenía una entrada redonda de hierro y
que estaba decorada con rueditas dentadas alrededor, ¡como el túnel de casa de
máquinas de la Hidroeléctrica de San Carlos! ¡así, como una rueda gigante, como
una cabeza con orejas! Pues me fui por ese túnel que era como una caverna de
roca, muy alto y largo.
¡¡Yo
ya le había entregado todo a Dios!! Vi una luz muy fuerte y resplandeciente.
Me tapé lo ojos porque me cegaba y fui tras ella. En ese lugar hacía mucho frió y había mucha gente, pero no me podía detener.
Continué
desplazándome con rapidez y llegué a un lugar con un paisaje muy
hermoso, con colores vivos y vistosos, con flores muy extrañas y
bellas, como no he visto jamás. El cielo era claro, las
nubes azules, se respiraba paz y tranquilidad. Yo me sentía dichoso, sin
dolor y sin preocupaciones.
Vi a
mi mamá y a mi papá que corrieron a abrazarme, se alegraron de verme, se
miraron extrañados, y me preguntaron: ¿qué estaba haciendo y por qué
había llegado?
En
ese momento llegó el señor de la pasión, que vestía una túnica blanca como la
nieve, me miró con un amor indescriptible. Al sentir su amor, las lágrimas
brotaron de mis ojos sin poderlas contener. Él me dijo: «Todavía no es tu hora»
Es
lo último que recuerdo, luego escuché la voz del médico:
—¡¡No
se duerma!! ¡¡No se duerma!!
*Lenguaje coloquial del departamento de Antióquia (Colombia)
¡¡Mejor dicho!!¡¡Eh, Ave María!!: Expresión de admiración por algo extraordinario.
Verraco: Difícil, duro, algo fuera de lo común, también significa tener valor cuando hace falta.
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